Convicciones Católicas respecto a la promoción de la salud y preservación de la vida.

¿Qué responsabilidades hemos de asumir para cuidar nuestra salud y preservar nuestra vida? En caso de que seamos profesionales de la salud, ¿Qué clase de responsabilidades debemos asumir para cuidar la salud y preservar la vida de los que han sido confiados a nuestro cuidado?

A lo largo de los siglos, la fe católica ha empezado desde una base muy clara para responder a estas preguntas.

La vida humana es sagrada

porque desde su inicio comporta la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin.

(Donum vitae,Instrucción sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la procreación, Introducción.)

La vida y la salud física son bienes preciosos confiados por Dios,ç. Debemos cuidar de ellos racionalmente teniendo en cuenta las necesidades de los demás y el bien común

CIC 2288

De los pasajes previos hay dos cosas importantes que deben señalarse. Primero, nuestra actitud y disposición a actuar respecto a la salud y a la vida está directamente relacionada a lo que podemos llamar una «teología católica de la creación «. La vida es sagrada; es un don de amor del Creador. Esto se aplica para todo lo que Dios ha creado, particularmente a la vida humana. Todo ser humano tiene una relación especial con Dios por ser creado a su imagen y semejanza , y porque Él preserva la vida gracias a su mano providente.

Dios es el origen de nuestra vida: Dios acompaña el transcurrir de nuestra vida aquí en la tierra y nuestro destino final es la vida eterna con Él. Desde el inicio hasta el final, la vida es sagrada.

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