Una pequeña parodia🐢
En un bosque muy lejano, habitaban Pancho la Tortuga y Larry la Liebre. Un día, Larry, conocido por su velocidad, se mofaba de Pancho, quien siempre avanzaba con calma y paciencia.
Larry: «¡Oh, Pancho! ¿Por qué avanzas tan despacio? Mira cómo deslizo por los senderos, dejando atrás el mundo entero.»
Pancho: «Larry, no todo es carrera, en la vida hay mucho más, disfruta del paisaje, huele rosas, descansa al caminar.»
Mientras Larry competía, siempre con prisa y sin pausa, Pancho iba a su paso, encontrando en cada hoja una causa. Larry se jactaba, adelantando a todos con destreza, mientras Pancho sonreía, saboreando la belleza.
Un buen día, se anunció una gran carrera, todos los animales asistieron, la atmósfera era ligera.
Larry: «Pancho, intenta seguirme si puedes, será una lección para el futuro que mereces.»
Comenzó la competencia con Larry al frente, sin mirar atrás ni hacia un lado, creyendo ganar holgadamente y dormir relajado. Mientras, Pancho avanzaba lento pero seguro, no se detenía con pausa, ni se apresuraba con apuro.
Y ahí, en medio del camino, Larry bostezó y durmió, creyendo que Pancho venía muy pero muy lejano. Sin embargo, al despertar, encontró que el tiempo había volado, Pancho estaba cerca de la meta, su triunfo asegurado.
Larry: «¡No puede ser! ¿Cómo es posible este revés?»
Pancho: «La prisa trae olvido, Larry, el camino y sus detalles están ahí para ser vividos.»
Y así, Pancho la Tortuga llegó a la meta primero, mientras Larry comprendía que ganar no lo era todo. Pancho disfrutó del viaje, cada paso lento y sin exceso, sabiendo que lo importante no es correr, sino el trayecto con su proceso.
Moraleja: En un mundo lleno de liebres, ser tortuga no está mal, al contrario, disfrutar del camino puede ser fenomenal.