El caso conocido como «Jet Set» ha puesto en evidencia las deficiencias del sistema judicial y la grave situación de inseguridad, impunidad y desequilibrio social en la República Dominicana. La tragedia que se desencadenó, con más de 235 víctimas fatales, más de 180 heridos y un impacto emocional que ha dejado a innumerables familias huérfanas, refleja un grave problema estructural que trasciende el incidente en sí. A continuación, se realiza un análisis crítico, pero objetivo, de los hechos, las decisiones judiciales y las implicaciones sociales de este caso.
En un mundo donde la justicia se ha convertido en un circo, los dolientes y las víctimas, defraudados y con sus vidas destrozadas, se ven obligados a acatar fallos ambivalentes debido a la falta de una respuesta clara y contundente por parte del sistema judicial. Los 235 muertos y las familias destrozadas son meros números en el gran libro de cuentas de la negligencia. La ley, esa supuesta guardiana de la justicia, se transforma en una marioneta manejada por los hilos del poder y el dinero.
Imagina una corte donde los culpables se sientan en tronos dorados, mientras las víctimas, con sus ropas desgarradas y sus corazones rotos, se inclinan en reverencia. «Lo sentimos, oh grandes dueños del Jet Set, por haber osado interrumpir su fiesta con nuestra tragedia», dicen, mientras los jueces, disfrazados de payasos, aplauden y ríen.
La tipificación penal se convierte en un juego de palabras, donde la relación entre el hecho y los daños es tan evidente como el sol en un día nublado. La responsabilidad culposa por negligencia es un chiste contado por un bufón, y la aplicación de la ley, un número de magia donde los culpables desaparecen en una nube de humo y aplausos.
Todo lo demás es pan, circo y movimiento, como un desfile de carnaval donde la justicia es el carro alegórico que nadie ve pasar. En este mundo al revés, la sátira es la única verdad que se atreve a mirar a los ojos del poder y decir: «Esto es lo que realmente sucede cuando la justicia se convierte en un juego para los poderosos».
