La compleja relación entre sunitas, chiitas y otras comunidades en el Medio Oriente y su impacto en el conflicto entre Israel e Irán

La región del Medio Oriente es un mosaico de comunidades religiosas y étnicas con historias ricas y dinámicas interrelacionadas. Entre estas comunidades, los musulmanes sunitas y chiitas representan las principales ramas del islam, cada una con sus propias creencias, prácticas y centros de influencia geopolítica, que han influido significativamente en los conflictos contemporáneos de la región, incluido el conflicto entre Israel e Irán.

Diferencias Teológicas y Políticas

Sunismo y chiismo: La principal diferencia entre sunitas y chiitas se origina en una disputa histórica sobre la sucesión del liderazgo islámico tras la muerte del profeta Mahoma en el siglo VII. Los sunitas, que constituyen la mayoría de los musulmanes a nivel mundial, creen que el liderazgo debería haber sido elegido entre los compañeros más cercanos y capaces del profeta. Por otro lado, los chiitas sostienen que el liderazgo debió haber permanecido dentro de la familia directa de Mahoma, comenzando con su primo yerno, Alí.

Además de las diferencias teológicas, estas dos ramas han desarrollado diferentes estructuras de autoridad religiosa y jurisprudencial. En la práctica política, estas diferencias han sido exacerbadas por el control sobre territorios y recursos, y la influencia en la gobernanza de estados multinacionales de la región.

Impacto Geopolítico

Conflictos internos y alianzas trasnacionales: Las rivalidades entre sunitas y chiitas se han reflejado en numerosos conflictos internos dentro de varios países de la región, como Irak, Siria, Yemen, y Líbano. Este sectarismo ha sido, a menudo, alimentado por poderes externos para servir a sus intereses estratégicos.

Irán e Israel: En el contexto actual, la rivalidad regional es notablemente visible entre Irán, un estado chiita dominante, e Israel. Irán ha cultivado alianzas con diversas milicias y grupos políticos chiitas en toda la región, como Hezbolá en el Líbano y houthis en Yemen, como parte de su estrategia para ampliar su influencia y desafiar a sus enemigos, incluyendo a los estados árabes sunitas aliados de Occidente y a Israel.

Israel percibe a Irán como una amenaza existencial, principalmente en relación con el programa nuclear iraní y el apoyo de Irán a grupos que Israel considera terroristas. Estos factores han llevado a Israel a buscar alianzas con estados sunitas que comparten su percepción de amenaza iraní, como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, creando un eje no oficial que busca contrarrestar la influencia iraní en la región.

Impacto en la Confrontación Actual

En el contexto de la guerra indirecta (y a menudo directa) entre Irán e Israel, las divisiones interreligiosas y las alianzas políticas resultantes desempeñan un papel complejo. Por un lado, la oposición entre sunitas y chiitas ha facilitado coaliciones temporales entre Israel y estados árabes sunitas; por otro lado, también ha complicado los esfuerzos de paz en regiones donde las líneas de conflicto no solo atraviesan factores religiosos sino también étnicos y nacionales.

El futuro del Medio Oriente, en cuanto a paz y estabilidad, depende en parte de la capacidad de estas comunidades de manejar sus diferencias y trabajar hacia soluciones políticas inclusivas que reconozcan las múltiples identidades y necesidades del área.

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