Señor, ser libres, libres como el viento para volar
en la verdad
que nos hace libres.
Alabemos al Señor
con cantos de liberación
porque está aquí,
con nosotros, acompañándonos en el camino,
mostrándonos que es él la verdad que nos libera, el gozo de la existencia.
Alabad a Jesús,
humanidad entera,
hombres y mujeres,
los ancianos y los niños,
al Cristo siempre joven, caminante de pies descalzos, buscador en la noche
de ovejas perdidas,
de hijos pródigos,
para devolverles la libertad y, encadenados por amor, vivir en la libertad
de los hijos de Dios. Amén.