*»La Casa de los Despistes: Remodelación Imposible»* 🏡

**Escena 1: La Inspección Inesperada**

Entra un grupo de políticos con cascos de construcción (por supuesto, decorados con pinchos y brillantes), revisando el “techo” de su gobierno. El líder, digamos el “Ministro de Reparaciones Urgentes”, dice con un tono seguro:

Ministro: «¡Tranquilos, señores! Este techo parece fuerte como la promesa más antigua que hicimos en campaña.»

De repente, un trozo del techo cae justo al lado de ellos.

Asistente: «Señor, creo que eso fue el plan de salud del año pasado.»

**Escena 2: La Solución Creativa**

Deciden tapar las goteras poniendo parches de cartón, cada uno etiquetado con palabras como «Promesas Electorales» y «Disculpas Públicas». Algunos de los parches son sostenidos con bandas elásticas etiquetadas como «Comisiones de Investigación».

Ministro: «¡Ahí está! Problema solucionado. Nada que un poco de maquillaje político no pueda arreglar.»

En ese momento, el “Techo de Transparencia” se desvanece mágicamente.

**Escena 3: El Evento Climático Inesperado**

Comienza a llover fuertemente (gracias a unas máquinas de efectos especiales que lanzan confeti) y el equipo de gobierno corre de un lado a otro, tratando de recoger el agua con cubos que dicen “Inflación”, “Corrupción” y “Desigualdad”.

Un político corre agitando un folleto: «¡Decidimos declarar que no hay techo! ¡Es una solución post-moderna!»

**Escena 4: La Decisión Drástica**

Agotados y sin saber cómo detener el caos, el ministro finalmente toma un megáfono:

Ministro: «Declaramos que esta crisis es… ¡un simulacro!»

El público ficticio aplaude, creyendo que todo ha sido un ejercicio planificado.

**Escena 5: El Gran Finale**

Finalmente, un niño, que había estado observando todo desde una esquina, sube al escenario y, con una pequeña escalera y una lata de pintura, dibuja un “Nuevo Plan de Gobierno” en el techo.

Niño: «Tal vez sea hora de construir desde cero, con materiales de verdad.»

El público rompe en carcajadas, aplaudiendo la simplicidad y sabiduría del niño, mientras la cortina cae al ritmo de una pegajosa melodía de campaña.

**Conclusión:** 

La parodia termina con una reflexión: a veces el caos y la falta de dirección necesitan un enfoque fresco y auténtico para reparar los grandes techos de la gestión. 

¡Y así, entre risas y burlas, el “desastre techótico” nos recuerda que la creatividad y la genuinidad son los verdaderos arquitectos de un futuro mejor! 🎭

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