Para la oración Hoy

La Presencia de Dios 

Hago una pausa y reflexiono sobre el Amor y la Gracia que Dios vierte sobre mí,
creándome a su imagen y semejanza, transformándome en su templo…

La Libertad 

Pediré la gracia de Dios,
para librarme de mis preocupaciones,
estar atenta/o a lo que Dios me pide,
y dejarme formar por el amor de mi Creador.

La Conciencia 

¿Dónde encuentro, en mi vida, los espacios para la esperanza, el entusiasmo y el crecimiento? Al mirar hacia atrás en los últimos meses, yo podría ser capaz de ver cuales ocasiones y actividades me aportaron esos frutos. Si las encuentro, me propongo entregarles el tiempo y el espacio que necesiten, de aquí en adelante.

La Palabra de Dios 

Lucas 1, 26-38 

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?» El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y la dejó el ángel.

Conversando con Jesús 

Imagina que Jesús está sentado cerca de tí. Al hacerlo, pones tu imaginación al servicio de tu fe. Jesús no está aquí en la forma que te lo imaginas; pero ciertamente lo está, y tu imaginación te ayuda a darte cuenta. Ahora, háblale a Jesús …. si estás solo, habla en una voz suave … Escucha lo que Jesús te responde, o lo que tú imaginas que dice … Ésa es la diferencia entre pensar y orar. Cuando pensamos, casi siempre conversamos con nosotros mismos. Cuando oramos, hablamos con Dios.

Anthony de Mello SJ, Sadhana páginas 78-79

San Ignacio llama esta conversación un «coloquio», y dice:

Un coloquio se hace, en buenas palabras, en la forma como un amigo habla con otro, o un sirviente a una persona de más autoridad – solicitando un favor, confesando una mala acción, contando sobre una preocupación y pidiendo consejo sobre ella …. En los coloquios debemos conversar o rogar de acuerdo a un tema determinado; por ejemplo, sobre si me encuentro tentada/o o consolada/o, o deseando poseer una virtud u otra, o disponerme en esta u otra forma, o expresarme con mayor o menor intensidad, o experimentar pena o alegría por el tema que estoy contemplando. Y finalmente debería preguntar sobre lo que más realmente deseo en relación a situaciones particulares.

Ejercicios Espirituales nos 54, 199

Conversación 

Jesús, siempre acogiste a los pequeños niños en tu camino por el mundo.
Enséñame a tener la confianza de un niño en Tí,
y vivir en la seguridad de que nunca me abandonarás.

Conclusión 

Gloria al Padre y al Hijo y al Espiritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Amen

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