En esta Barca

Muchos dicen que en esta barca

vamos, más que nunca, a la deriva;

que es muy antigua y nada atractiva,

que ha perdido seguridad y rumbo,

que hace aguas por todas las esquinas

a pesar de los arreglos y proclamas;

y que sus timoneles desconciertan

a quienes se acercan con fe y ganas.

Dicen que sólo ofrece palabras;

que coarta la libertad y la gracia;

que ata, en nombre de Dios, la esperanza

anunciándose servidora humana;

y que se cree tan verdadera y necesaria

que las personas honestas y sanas

acaban dejando que pase,

olvidándola o rechazándola.

Y aunque se pase las noches bregando

ya no pesca nada en las aguas que surca

ni puede compartir con otras barcas

las fatigas y gozos de las grandes redadas.

Antes de quedar varada en la orilla,

todavía puede, siguiendo tu palabra,

remar mar adentro y echar las redes,

pero se halla falta de pericia y confianza.

Y, sin embargo, esta barca,

tan llena de miserias, tan humana,

tan poco atractiva y desfasada,

a la que ya pocos miran

y es objeto de risas y chanzas,

es la que nos llevó por el mar de Galilea

y nos enseñó a no temer tormentas,

y a descubrirte, sereno, en la popa.

Esta barca a la que Tú te subiste,

para hacernos compañía y prometernos

ser pescadores y entrar en tu cuadrilla,

todavía recibe ráfagas de brisa y vida

y es, aunque no lo comprendamos,

nuestra casa, hogar y familia

para andar por los mares de la vida

a ritmo y sin hundirnos, con la esperanza florecida.

Florentino Ulibarri

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