En armonía con el prójimo
Por eso, si tú estás para presentar tu ofrenda en el altar, y te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí mismo tu ofrenda ante el altar, y vete antes a hacer las paces con tu hermano; después vuelve y presenta tu ofrenda. Mateo 5:23-24
Me siento impactada emocionalmente con tantas situaciones trágicas acontecidas recientemente en nuestro país . Cuando veo el origen de lo que provoca desenlaces tan horrendos el denominador común es el mismo, el gran enigma del mal actuando .
Las enseñanzas de Jesús en el Sermón del monte desafían nuestra conducta. Si estás en la iglesia y notas que ofendiste a alguien, lo correcto no es parecer ser piadoso. Debes dejar todo y hacer las paces con esa persona. Es más importante estar en armonía con los que te rodean que tener algún gesto religioso o seguir una regla.
Si no estás en armonía con quienes te rodean, no estás en armonía con Dios. Esto refleja el Evangelio según san Mateo (25), donde Jesús dice que lo tratas a él cómo tratas a los demás. Si tratas a los demás sin compasión, tu práctica cristiana es un rito vacío.
El Señor ruega por los que, viviendo en medio del mundo, no son del mundo. Estar en el mundo y ser mundano son cosas bien diferentes. La palabra «mundo» tiene varias acepciones. La primera designa al conjunto de la creación, y dentro de ella la humanidad, los hombres, a quienes Dios ama entrañablemente. En este contexto se entiende el ruego del Señor: «No pido que los saques del mundo». En segundo lugar, «mundo» indica los bienes de la tierra, de suyo caducos, y que pueden presentar oposición a los bienes del espíritu. Finalmente, porque los hombres malos han sido esclavizados por el pecado y por el demonio, «príncipe de este mundo», el «mundo» es considerado a veces como enemigo de Dios y contrario a Cristo y a sus seguidores. En este sentido el «mundo» es malo, y por eso Jesús no es del mundo, ni lo son sus discípulos.
