La llamada al éxito y la perfección mundana, es fuerte y profunda, incluso en el contexto de las comunidades cristianas. La única manera de resistirlo es mantener nuestros ojos en la cruz y recordar el camino de humildad que seguimos.
John Henry Newman en sus meditaciones sobre la Doctrina Cristiana, lo pone todo en perspectiva para nosotros: “ Por lo tanto, confiare en el. Sea lo que sea, dondequiera que este, nunca podré ser desechado. Si estoy enfermo, mi enfermedad puede servirle; en perplejidad, mi perplejidad puede servirle; si estoy en aflicción, mi pesar puede servirle. No hace nada en vano…..Sabe de que se trata”.