Violencia y descompocisión social

La descomposición social que estamos viviendo en la actualidad, en todos los órdenes, crece, se multiplica y llega a todos los estratos de la sociedad. 

Robos de identidad, asaltos a comercios y a personas, homicidios horrendos, violencia doméstica que acaba con las familias; atropellos, intolerancia, desconocimiento de las normas elementales de la convivencia y la armonía.

Un desesperado sujeto drogado o descarriado que desprecia el valor de la existencia. Sin embargo, no es tan fácil escapar a la nefasta influencia de los políticos neoliberales, por ejemplo, o a la no tan infrecuente influencia de los obispos católicos o los pastores cristianos.

Es realmente temeroso el ambiente que se vive y que si observamos los noticieros de televisión, leemos los periódicos y escuchamos la radio, podemos constatar cómo la mayoría de su contenido es para hablarnos; de innumerables casos de delincuencia de los que podemos ser víctimas en el momento menos pensado. Y ello, pese a los aparentes esfuerzos de las autoridades por combatirlos.

Todo lo cual conduce a una sociedad en deterioro constante que elude las responsabilidades ciudadanas y se envuelve en un torbellino degradante.

Sus causas son múltiples, y ellas saltan a la vista con la pobreza que predomina en amplios sectores de la población mientras otros acumulan más y más riqueza,la irresponsabilidad de los políticos, las leyes absurdas que cofunden y oprimen antes que beneficiar, el desprecio por los valores y la moral. Son tiempos que no están para alegrarse.

Todas las sociedades en decadencia contienen aspectos de descomposición, dislocación del cuerpo social, putrefacción de sus estructuras económicas políticas e ideológicas, etc. el fenómeno de descomposición social está hoy alcanzando tal profundidad y tal extensión que está cobrando una cualidad nueva,

Una cualidad singular, aquella en la que la descomposición social se convierte en un factor, incluso en “el factor decisivo” de la evolución de la sociedad.Vivimos tiempos convulsos, de cataclismo, en los que se mueve el suelo bajo nuestros pies. Y perdemos puntos de referencia que necesitamos para comprender lo que sucede a nuestro alrededor o para entendernos a nosotros mismos.Efectivamente, si miramos a nuestro alrededor vemos una comunidad social en descomposición. Las condiciones materiales de vida de la mayoría de la gente se están mermando y con ello se está resquebrajando las seguridades del pasado.

Sin embargo, esto no sucede para todo el mundo por igual. Podríamos decir, de hecho, que hoy en nuestra sociedad conviven dos sociedades ciertamente antagónicas. La distinta concepción del mundo que existe, por término medio, entre una persona joven y una no tan joven se deriva de las distintas condiciones materiales de existencia. ¿Cómo van a pensar políticamente igual si viven de forma tan distinta?.Cuando esto no se entiende hay una tendencia a vivir en burbujas. Eso es lo que creo que le ha pasado a la política, a sus instituciones y a las organizaciones políticas.

No hay duda de que la humanidad, en general, y nuestro país, en particular,  se encuentran viviendo tiempos muy difíciles. Tiempos en los que la violencia ha dejado sentir su látigo implacable en los seres humanos.

Por donde dirijamos la mirada existen rasgos de violencia.

¿Por qué? Quizá no exista una palabra exacta para explicar o definir satisfactoriamente lo que ocurre, pero al menos tratemos de reflexionar, de meditar un momento al menos acerca del porqué de los cambios dramáticos en la sociedad y principalmente en los hogares.

Que la caridad y la no violencia guíen el modo en que nos tratamos los unos a los otros. 

#violenciaydescompocisionsocial

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