Buenos Fundamentos

En cualquier obra de construcción, el resultado final dependerá de los planos con los que se empiece, y de la firmeza del fundamento que se ponga. El matrimonio y el hogar no son una excepción.
Cuando los jóvenes emprenden una nueva carrera, los enviamos a estudiar para formarse y les hacemos exámenes para comprobar su capacidad. Pueden cambiar de rumbo en cualquier momento si no les gusta la carrera que eligieron, o si no aprueban los exámenes.

Pero, cuando dos personas deciden casarse, esa es una de las decisiones más grandes que tomarán en sus vidas. Estarán en esta carrera,* compartiendo la misma casa y la misma cama, posiblemente durante cincuenta años o más. Una vez tomada la decisión, no hay escapatoria; en lo bueno o en lo malo, tanto si les va bien como si les va mal, la carrera ha comenzado y durará hasta que muera alguno de los dos “socios” de “la empresa”. El único compromiso más grande que este, que todo el mundo debe tomar, es la decisión de servir a Dios o no hacerlo; y el resultado de esa decisión dura toda la eternidad.Por desgracia, se da poco asesoramiento cristiano a las parejas que se embarcan en su gran aventura. A menos que ambos procedan de hogares cristianos fuertes donde reine el amor, quizá no tengan la menor idea de lo que es un matrimonio feliz y que funcione.* Si uno de los dos viene de un hogar donde el matrimonio fue un desastre, mientras que el otro procede de una familia cariñosa, los problemas pueden ser aún mayores. Uno solo tiene un sueño que anhelar, mientras que el otro tiene un modelo que imitar. Pero el sueño y el modelo pueden ser muy diferentes.

Publicaciones relacionadas

Comienza escribiendo tu búsqueda y pulsa enter para buscar. Presiona ESC para cancelar.