Nada como el nombre sobre todo nombre

No hay nada como el nombre de Jesús para retener la ira, apaciguar el engreimiento del orgullo, la curación de la herida que produce la envidia, alejarnos del camino del desenfreno, apagar la llama de la lujuria, moderar la sed de la codicia, y poner en fuga a toda lascivia. Porque cuando nombro a Jesús, pongo delante de mí la imagen del hombre, manso y humilde, bondadoso de corazón, sobrio, casto, misericordioso, sin par en la pureza y en la santidad, y al mismo tiempo, Dios todopoderoso, que sana por medio de su ejemplo, y nos fortalece con su ayuda.

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