¿No debías también tú tener compasión de tu compañero como yo tuve compasión de ti?
Mateo 18:33
Otro día, otro amigo o conocido de las redes sociales que comienza otra dieta, un régimen de ejercicios o una relación. Esta vez, dice, es de verdad. Y yo suspiro y juzgo, juzgo, juzgo, sin tener en cuenta la gran viga que tengo en el ojo cuando se trata de perder peso, hacer ejercicio y ser más amable con la gente. La misericordia y el amor de Dios por nosotros es infinito, y nos anima cada vez que caemos e intentamos levantarnos de nuevo. Es un reto tener esa misma misericordia y amor por nuestros imperfectos familiares, amigos y aquellos que nos ponen de los nervios. Sin embargo, cada vez que conseguimos mostrar compasión y perdón por los demás, nos acercamos más a él y a la persona que él sabe que podemos ser.