Cuando te levantas cada mañana entablas una lucha. Una lucha no contra un rival imponente o un enemigo despiadado; ni siquiera contra la adversidad, el infortunio o la calamidad. No. Es una pelea contra un adversario que conoces muy bien, porque se trata de ti mismo. La medida de lo que somos no está en la comparación con los demás, sino con aquel que éramos ayer. ¿Qué has aprendido, qué has mejorado, qué sabes ahora que antes no sabías…? De esto trata la vida: superarnos día a día en el afán de llegar a ser la más pulida y mejor versión posible de uno mismo. Repítete este enunciado siempre que puedas: Corro mi propia carrera. No compito contra nadie. Solo aspiro a mejorarme. Mi único enemigo soy yo mismo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicaciones relacionadas

Comienza escribiendo tu búsqueda y pulsa enter para buscar. Presiona ESC para cancelar.