“Peregrinación Magdala de la Gracia…Apuntes sobre los Sacramentos (1)

Comenzar la Cuaresma con esta enriquecedora peregrinación Magdala de la gracia guiada por el sacerdote Juan Maria Solana sin duda, ha sido un verdadero tesoro.

Dios sabe que nosotros no podemos establecer contacto con él sin su ayuda. Por eso Jesús instituyó los Sacramentos. Dios está presente en los sacramentos de una manera muy concreta.

Puedes considerar un sacramento como una especie de «puerta» que Dios usa para proveernos de acceso instantáneo a su gracia. Hay siete sacramentos: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Reconciliación, Unción de los Enfermos, Matrimonio y Ordenación Sacerdotal.

Los 7 sacramentos son “puertas a través de las que recibir la fuerza y la gracia de Dios. El encomendó su administración a la Iglesia

A través del bautismo de agua, Dios nos adopta como a hijos propios. Desde ese momento formamos parte de su Iglesia, la gran familia de los cristianos. La persona que recibe el bautismo (o sus padres) promete hacer todo lo posible para vivir una buena vida cristiana y rechazar todo lo que es malo.

Este sacramento lava nuestro «pecado original», el mal que heredamos de nuestros antepasados. Todos los pecados que el bautizado ha cometido hasta ese momento también son ‘lavados’ y perdonados. ¡De esta manera, nuestra nueva vida como cristiano comienza con una pizarra limpia! Desde el momento de nuestro bautismo, el Espíritu Santo nos ayuda a vivir como buenos cristianos (I Cor. 12:13).

En el momento del Bautismo, una persona ‘nace’ como cristiana. Esta persona inmediatamente recibe el Espíritu Santo. Antes de la Confirmación, quienes fueron bautizados siendo niños pueden renovar las promesas que sus padres hicieron en su nombre en el Bautismo.

Una persona que es bautizada en la edad adulta generalmente se confirma inmediatamente después del Bautismo. El Sacramento de la Confirmación confirma y ratifica la presencia del Espíritu Santo.

Todos los domingos o, si es posible, todos los días, nos reunimos como cristianos para encontrarnos con Jesús en la Eucaristía.

La liturgia de la Eucaristía consta de cuatro partes principales:

  1) Los ritos iniciales
  2) La liturgia de la Palabra, en la cual Dios nos habla a través de la Biblia
  3) La liturgia de la Eucaristía, en la cual Jesús se ofrece íntegramente, en su cuerpo y en su sangre
  4) Los ritos de conclusión 

Con todo su corazón, Jesús quiere perdonar a la gente sus pecados. ¡Esta es la razón primordial por la cual él murió en la cruz! Para perdonar pecados, Jesús instituyó el sacramento de la Reconciliación, también conocido como Confesión.

Los Apóstoles y sus sucesores (obispos y sacerdotes) fueron instruidos a perdonar a la gente sus pecados en nombre de Dios (Jn 20: 21-23). Cuando un sacerdote te absuelve de tus pecados (absolución), eres verdaderamente perdonado por Dios. Así que no hay razón para dudar si tus pecados han sido perdonados.

La vida de oración se alimenta, ante todo, de la participación en la liturgia de la Iglesia. La vida interior, para desarrollarse, exige participar en la santa misa y acudir al sacramento de la reconciliación. De este modo, toda la existencia está impregnada de Cristo: por él mismo y por su gracia. En efecto, él nos dice: “El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él” (Jn 6, 56). La Eucaristía es el alimento espiritual que nos proporciona, de manera especial, la fuerza espiritual para dar testimonio y para producir fruto abundante. Por eso es tan importante la participación en la santa misa dominical. [Papa Juan Pablo II, Homilía en Gorzov, Polonia, 2 Junio 1997]

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