Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración.
—Romanos 12:12
Nuestra relación con Dios requiere un compromiso como el de cualquier otra relación. Requiere que estemos en comunicación con Dios y una manera de hacer esto es a través de la oración. La oración nos une y nos da fuerza para enfrentar las dificultades de nuestras vidas. Como cualquier relación pasaremos por momentos en los cuales hasta perdemos la paciencia con Dios. Pasarán momentos en que las dificultades serán demasiado dolorosas y sentiremos que ni siquiera podremos orar. En momentos de dolor, sea por perdida de un ser querido, por enfermedad, por un divorcio o cualquier otra situación dolorosa, como San Pablo nos dice, hemos de practicar la paciencia con nosotros mismos y con Dios. Aunque sintamos que Dios no está presente en los momentos difíciles, debemos recordar que Él está trabajando en nuestro favor y su amor por nosotros no cambiará aún en esos momentos de dolor.
Durante este tiempo de Adviento practicamos la paciencia al orar en espera de un milagro.
¿Cuál es tu lugar favorito para orar? Y, ¿por quién podrías orar hoy?
