Cuando oramos es importante examinar el tiempo de nuestra oración. Podemos hablar de la oración porque Dios nos ha hablado de ella, quiere entrar en relación con nosotros; porque quiere salir a nuestro encuentro. Porque quiere hacer morada en nuestro corazón (cf. Jn 14.23)
Discernir la oración
- Qué hice, dónde, con qué textos, con qué método de oración. Tiempo, postura…
- Qué he sentido. Consolación espiritual, desolación , agitaciones, tentaciones, resistencias. Anoto los sentimientos de todo tipo, ¨humanos¨ o ¨divinos¨. De dónde provienen: de mi naturaleza; del buen espíritu, o del mal espíritu y me separan de Dios.
- Qué he visto en este rato de oración ;qué he entendido ,qué he comprendido mejor. Qué verdades se me imponen (o bien: qué dudas aparecen y toman importancia.)qué claridades se me ofrecen.
- A qué me mueve el buen espíritu , (y a qué me mueve el mal espíritu , o el mío propio). Hacia dónde me guía. Qué me sugiere. Qué puedo hacer.
- ¿Qué debo hacer en adelante , en mi oración ? ¿Debo cambiar algo para mi siguiente ejercicio de oración ? ¿Debo repetir algo que me ayuda?
Nota: Lo ideal es hacer este examen de la oración inmediatamente después de cada rato dedicado a la oración, escribiendo el examen en el cuaderno.