Sin duda, que nadie estaba preparado para lo que en un abrir y cerrar de ojos transformó la forma de vivir del mundo.
A veces pienso, que haber vivido un final de Cuaresma, una Semana Santa y una Pascua dentro de este cuadro tiene un propósito muy crucial y definitivamente aleccionador.

Tenemos un Dios que es infinitamente bueno y que sabe lo que hace. Confiar es lo que toca a sabiendas de que cuando menos lo espere, vendrá y nos liberará de todo esto.
En estos momentos, tan difíciles que nos ha tocado vivir, en medio de tantas pruebas, doy gracias por la paciencia y la fuerza que me ha concedido. Eso es una muestra de que Dios realmente se preocupa por mi . Todo esto debe servir , para que las personas se interesen más en cultivar su vida espiritual pero sobretodo su relación personal con Jesús.