La luz nos espera a pesar de nuestras zonas de sombra

Podemos disimular todo. Existen hoy unos lugares de belleza que logran una «presentación» impecable. Podemos estar «radiantes» por fuera y «quemados» o «destrozados» por dentro. Una de las grandes acusaciones de Jesús a los fariseos era justamente esta: que limpiaban todo por fuera y por dentro todo seguía igual. El ejercicio cuaresmal quiere ayudarnos a «darnos la vuelta», como damos la vuelta a esa bolsa que queremos limpiar bien. Lo dificil es siempre llegar al interior: dar la vuelta al corazón. Hay muchas cosas que se resisten a cambiar en nosotros. Hay muchas cosas de las que nos decimos «esto es mejor no tocarlo». Quizá justamente esas cosas que «es mejor no tocar» son las que más necesitan ser «retocadas». La Palabra de Dios es la que nos hace poner todo en revisión. No «retocamos» lo que nosotros queremos. La Palabra de Dios nos indica qué es lo que tiene que ser «retocado» en nuestra vida.

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