La experiencia del Tabor ayuda a crecer en la fe, a fortalecer la esperanza y a ensanchar el amor. Las experiencias de Tabor son gratificantes y curativas.
Dios sabe que las necesitamos.
No es que la vida sea un valle de lágrimas, pero sí es cierto que muchas veces tenemos que llorar, que la cruz nos acompaña siempre, que las estrellas se ocultan y hemos de caminar en la noche, que encontramos contradicción desafectos y fracasos.
Pero Dios conoce nuestra debilidad y siempre viene en nuestra ayuda. Por eso nos regala experiencias de Tabor, aunque haya que escribirlas con minúsculas.
- Cuando la comunión te acerca a las llagas de Cristo y te ayuda a empatizar con el hermano.
- Cuando la Palabra te llega al corazón. Y sientes que Dios te dice: hijo.
- Cuando el encuentro de familia de amistad, de amistad ha sido gratificante y sentías a Dios en medio.
- Cuando has llevado a cabo un trabajo creativo, un servicio generoso una meta conquistada y te aprecia una pascua.
- Cuando aceptas el dolor como un sacramento y sientes la caricia de Cristo crucificado.
- Cuando has dado a luz un hijo o algo, y te aprecia Navidad.
- Cuando te has enamorado ,y entendías que Dios es amor.
- Cuando has perdonado y comprendías que Dios es misericordia
- Cuando has contemplado una cosa bella o una persona integralmente bella y te has reconciliado con la vida.
- Cuando has visto pobres que son felices, voluntarios que son felices y te convencen de que la felicidad no esta en el tener.
- Y cuando piensas en todos los que sueñan y trabajan por un mundo distinto, y crece tu esperanza.
- Tantas cosas, pequeñas y grandes, en las que descubres la huella o el susurro de Dios.
(…….)
Son experiencias de Tabor que te consuelan, te confirman y te hacen crecer en la esperanza.
Después tendrás que bajar del monte santo y ser testigo de lo que has experimentado.
