En un mundo en el que somos empujados 24 horas al día 7 días de la semana para no pensar en absoluto como nosotros deberíamos pensar, para tragarnos de manera acrítica cualquier consigna para asimilar como propio un lenguaje que está manipulado con pretensiones de dominio politico es un buen consejo el de pararse y pararse con la suficiente calma y serenidad como si nos pusiéramos a ver los lirios del campo y las aves del cielo.