…yo mismo les daré palabras y sabiduría… Lucas 21:15
Cuando Jesús habla del fin de los tiempos, les asegura a sus discípulos que no deben preocuparse por qué decir en defensa de sí mismos o de sus enseñanzas. Cuando estoy con alguien que se acerca al “fin de los tiempos” propio o de un ser querido por una enfermedad terminal, recurro a este consejo de Jesús de no preocuparme por qué decir. Confiar en la guía divina siempre es una necesidad cuando me encuentro con alguien que acepta la mortalidad. Rezo por saber dejar atrás el deseo de defender a Dios cuando alguien está despojado, con preguntas sobre la injusticia de la vida o por qué no se dio un milagro de sanación. Aprendí que las palabras no siempre son las más útiles. “Hablar” a veces significa callar, no tratar de arreglar el dolor del otro con lo que digo, sino escuchar con el corazón, entrar en su dolor, entregarse a la presencia bondadosa del Misericordioso y confiar al que sufre a este gran amor.
