HOY, NUESTRA HORA

Es verdad que los CAMINOS de Dios no son fáciles de descubrir, más aún, entender y aceptar. Este dato lo descubrimos cuando alzamos nuestra mirada y contemplamos la historia y, en ese caminar, descubrimos a personas que efectivamente nos “hablan” de este acontecimiento vivido con todo su vigor y fuerza. 

El caso de Ignacio de Loyola es un ejemplo singular de cuanto comentamos. Posicionado en la vida, con un futuro brillante… pero Dios le esperaba en un recodo del camino. Una herida y una convalecencia prolongada hacen posible que la mente y el corazón de Iñigo se vayan planteando las cosas de otra manera y cambiando de forma radical su visión de la vida. Aquí se inicia el camino de su CONVERSIÓN

Las preguntas que surgen en el fondo del corazón (“¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se perjudica a sí mismo?”) en sus múltiples formas, hacen que los VALORES de VIDA cambien, y una nueva forma de entender esa vida sea posible. Y es que si el objetivo y la meta de la vida es alcanzar la FELICIDAD, aquí es donde Ignacio (y cada uno de nosotros) se replantea todo y busca con ahínco aquello que puede ofrecer esa plenitud y felicidad que tanto anhelamos

Ésta es la GRAN LECCIÓN que Ignacio de Loyola nos deja a todos los hombres y mujeres de todos los tiempos: ¿Por qué luchamos? ¿Qué buscamos en nuestra vida? ¿Hacia dónde camino (caminamos)? 

Ignacio nos presenta un CAMINO que realmente es interesante y que para él fue necesario, y lo ofreció a cuantos le querían escuchar: la necesidad del SILENCIO y de la SOLEDAD como la forma, no sólo de encontrarse con los interrogantes anteriores, sino también con vistas a iniciar y realizar un CAMINO de LUZ en esa búsqueda. De ahí su impresionante aportación a la Comunidad Cristiana como son los “EJERCICIOS ESPIRITUALES” y que tanto bien han realizado a lo largo de los tiempos y en tantos lugares. 

Y aquí viene, para nosotros, la pregunta clave: ¿Busco ese silencio y esa soledad? ¿Siento SED de ese silencio y de esa soledad? Para Ignacio, todo cambio en la vida se inicia y se forja desde este punto de partida. 

Y, como conclusión, es necesario descubrir el núcleo mismo de toda acción, de toda la vida y que Ignacio nos ofrece en esa frase concisa y precisa“Todo para mayor gloria de Dios”. Con eso, Ignacio ya lo ha dicho todo. Y esto nos es una mera afirmación teórica; al contrario, es lo que provoca el cambio total del hombre que hoy admiramos y al que sentimos como una guía en nuestro caminar .

Mirar, contemplar y aprender de este hombre insigne… es la invitación y la propuesta en este día y en esta fiesta. ¡Está en nuestras manos (o corazones) poner en marcha la decisión y realizar un camino semejante al realizado por este vasco universal! 

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