Inicia la Cuaresma…..

La vida es, esencialmente, camino,

INICIAMOS NUESTRO CAMINO

y el sentido del camino lo da el lugar a donde queremos llegar.

Un rasgo de la religiosidad cristiana es que hay que caminar…Salir de la propia tierra (cf. Gen. 12, 1-8) y para cualquier persona cristiana que va caminando, “salir” es aspirar a más en el camino hacia Dios.

Quizás, descubrimos que hay demasiadas piedras en el camino que nos impiden caminar. La tarea es despejar el camino para llegar a la meta.

Podemos hacer una pausa, pero sin rendirnos, y revisar si nuestra mochila lleva todo el material necesario, que habíamos previsto, para llegar a celebrar la Pascua un poco mas vivos, e ir metiendo lo que “hemos olvidado”

El proyecto inicial parte de una pregunta:¿Cómo podemos despejar el camino si no dejamos que el Señor nos ayude? 

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Hemos de poner en la mochila:

La escucha y la meditación  de la Palabra de Dios.  El silencio. Ir superando la pereza y servir en fraternidad, compasión , justicia, solidaridad…Poner orden dentro de nosotros mismos de tal modo que los pensamientos, y actitudes sean concordes con el evangelio. Recuperar el ritmo y estilo que debemos vivir como hijos de Dios. Ayunar de excesos, malos modos, ingratitud, preocupaciones, criticas…

¿Continua todo en la mochila?¿Hemos usado algo? ¿Se nos han agotado las existencias?¿Hemos olvidado algo?

Continuamos la marcha con renovadas energías…

¿Es largo el camino? Aunque no nos faltan los cuidados de Dios¿Experimentamos el cansancio y los problemas de cada día?  Acojamos como dirigidas a nosotros las palabras, llenas de ternura, con las que el Señor hizo recapacitar a los israelitas cansados de su larga travesía:

“Y te acordarás de todo el camino por donde el Señor tu Dios te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte, probándote , a fin de saber lo que había  en tu corazón  si guardarás o no sus mandamientos. Y te humilló, y te dejo tener hambre, y te alimentó con el mana que no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no solo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca del Señor”. (Det 8,2 -3)

No es tanto un esfuerzo personal cuanto caminar, nuevamente, al encuentro de Aquel que nos ama. Y el encuentro con Jesús empuja al abrazo con el hermano. A estar muy atentos a las necesidades de los demás, especialmente de los más pobres.

ENSEÑAME A CAMINAR JUNTO A TI.

Tú eres mi Señor!

Si nadie me ama, tu alegría es amarme.

Si lloro, tu deseo es consolarme.

Si soy débil Tú eres mi fuerza y mi energía.

Si nadie me necesita, Tú me buscas.

Si estoy vacía, tu plenitud me colmará

Si quiero caminar, Tú vienes conmigo.

Si te llamo, Tú siempre vienes.

Si me pierdo, Tú me buscas sin cesar.

Si estoy cansada, Tú eres mi descanso.

Si peco,Tú eres mi perdón.

Si te pido, Tú eres don para mí.

Si te necesito, me dices: Aquí estoy dentro de ti.

Si estoy a oscuras, Tú eres luz para mis pasos.

Si tengo hambre, Tú eres pan de vida para mí

Si soy infiel, Tú eres fiel.

Si quiero conversar, Tú me escuchas siempre.

Si te miro, veo la verdad de mi corazón.

Si todos me olvidan, tus entrañas se estremecen recordándome

Si no tengo a nadie, te tengo a Ti.

Si soy silencio, Tu palabra habitará  en mi corazón.

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