Ordenar la Vida

La lección del aislamiento

Fabio Fazio

Estos son días muy difíciles en los que todos tenemos la oportunidad de reflexionar sobre el significado de las palabras y todos esos pequeños y preciosos gestos diarios que nos faltan.

Estamos experimentando la prueba más dura e inesperada que podríamos enfrentar, pero realmente podríamos salir mejor si, dejando de lado el miedo, intentamos hacer un ejercicio de conciencia: Aprender a mirar en nosotros mismos, tratar de escucharnos a nosotros mismos y de vernos en el espejo del otro y, sobre todo, ordenar las cosas desde las cuales comenzar de nuevo.

Sí, tratamos de poner orden, no solo en los cajones de la casa y en los bolsillos de ropa olvidada del armario, sino también en nosotros mismos.

Propongo un ejercicio que será útil para cuando lleguen mejores días. Y, estemos seguros, vendrán.

Vamos a juntar, todos juntos, las cosas que estamos aprendiendo todos los días. Son muchas, tantas como palabras hay.

1. Necesito ordenar mi escala de valores para descubrir qué es realmente importante.

2. Cuando todo esto termine, tengo que apegarme a la escala de valores anterior.

3. Lo más importante es estar cerca de las personas que amamos. Nada es más importante que un abrazo a nuestros hijos.

4. Debo recordar que es hora de reconectarse con la Tierra y el ecosistema: solo respetando su equilibrio seremos respetados y preservados.

5. Me di cuenta de que las cosas también suceden contra la voluntad de los hombres: no somos omnipotentes.

6. Redescubrí el valor de algunas palabras y conceptos que descartamos demasiado rápido: el estado del bienestar, por ejemplo.

Solidaridad, por poner otro ejemplo.

7. Se ha hecho evidente que quien no paga impuestos no solo comete un delito sino un delito: si no hay camas y respiradores, también es su culpa.

8. Me prometí a mí mismo que ya no aceptaría ninguna forma de cinismo: en este momento tan difícil todavía es agradable amarte a ti mismo y sentirte parte de lo mismo.

9. Estoy convencido de que el significado de las palabras es sagrado.

10. Me prometí a mí mismo esperar que aquellos en puestos de responsabilidad y gobierno estén más preparados que aquellos que están gobernados por él.

11. Aprendí el valor de un apretón de manos.

12. Aprendí la necesidad de llegar.

13. Aprendí que estamos conectados de verdad y no solo en la red.

14. Me di cuenta de que las fronteras no existen y que todos estamos en el mismo bote.

15. Y dado que todos estamos en el mismo bote, es mejor que los puertos, todos los puertos, estén siempre abiertos. Para todos

(La Repubblica, 16 de marzo 2020)

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